BURKINA FASO, EL GRAN DESCUBRIMIENTO | 2020-06-01 (1/1) - Pujat per WEBMASTER (Catalansalmon) - Comparteix
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burkina-faso-el-gran-descubrimiento/
Nuestro paso por Burkina Faso fue corto,
pero nos sentó de maravilla. Nosotros
íbamos con prisa y no pudimos dedicarle
todo el tiempo que se merece, pero los
días que invertimos los disfrutamos
mucho.
La gente es encantadora y su paisaje
precioso, en más de una ocasión nos dejó
con la boca abierta.
Si estáis pensando en pisar África por
primera vez, éste un destino
recomendable al 100%.
Aquí os dejamos nuestras mejores
experiencias en Burkina Faso, un país
que os aconsejamos mucho!
1. NIANSONGONI, EL LEGADO TROGLODITA
Cuando llegamos a Niansongoni, la gente
se extrañó un poco al vernos. Al
parecer, hacía algún tiempo que no
recibían turistas. Niansongoni está
tocando la frontera con Mali, los
separan unos pocos kilómetros, quizá sea
esa una de las razones por las que esta
zona de Burkina ha quedado en cierta
manera olvidada.
Precisamente de esto hablamos luego con
el guía que nos acompañó en el trekking
hasta los restos del antiguo poblado. Se
mostraba preocupado porque los turistas
habían dejado de visitarlos y ellos se
habían tenido que buscar la vida en
otros sectores, generalmente en el
campo, para poder ganar algo de dinero.
Esto pasa de forma recurrente en los
últimos países que hemos visitado. Ahora
mismo no pueden vivir del turismo; lo
intentan, pero ni sus propios gobiernos
mueven un dedo para su desarrollo.
Llegamos a la cima después de 45 minutos
de caminata (y de charla). Nos
acompañaron durante todo el camino unas
vistas increíbles de la sabana del Sahel
que bien merecieron más de un parón para
admirarlas. Los restos del pueblo
troglodita asomaban debajo de una enorme
cornisa.
Las viviendas y las cuevas trogloditas
están conservadas asombrosamente bien.
Graneros y vasijas de barro
perfectamente decorados por todos lados,
restos de utensilios de cocina, piedras
donde se machacaba el grano…
Estuvimos un buen rato recorriendo cada
esquina e investigando cada rincón,
metiendo la cabeza por las ventanas de
los graneros y las “neveras”,
imaginándonos cómo sería vivir allí
arriba en aquella época…
Vistas del Sahel desde NiansongoniRestos
trogloditas de NiansongoniRestos
trogloditas de Niansongoni
Detalles grabados en los restos
trogloditas de NiansongoniCaminata hasta
el poblado troglodita de Niansongoni
Vistas del Sahel desde
NiansongoniCaminata para llegar al
poblado Troglodita
Restos trogloditas de NiansongoniRestos
trogloditas de NiansongoniRestos
trogloditas de Niansongoni
El guía se reía con nuestras caras de
sorpresa y lo mejor es que no parecía
tener prisa por bajar. ¡Nosotros
menos!
Éste fue el refugio de la etnia Wara,
habitaron aquí para protegerse de las
guerras tribales hasta 1980, año en que
lo abandonaron para establecerse en la
llanura.
Empezamos a bajar antes de que se
hiciera noche cerrada. La bajada fue más
rápida y llegamos justo antes de que
cayera el tormentón.
Pasamos el rato charlando con el guía,
con la gente del campamento y con un par
de espontáneos del pueblo, que llevaban
alguna cervecita de más encima, tratando
de arreglar el mundo entre todos.
Esa noche también tuvimos la visita de
una tarántula enorme y peluda que fue el
centro de atención por un buen rato.
Estuvo correteando alrededor de nuestras
mesas hasta que se cansó y se perdió en
la oscuridad.
2. ALDEAS TRADICIONALES.
A la mañana siguiente, nos despertamos
bien temprano y nos decidimos a explorar
la zona. Recorrimos las aldeas de
alrededor en las que gobernaban las
casas de barro, y techos hechos de
ramas, y disfrutamos de la hospitalidad
de la gente.
Pudimos compartir la mañana con las
mujeres, que molían el maíz mientras nos
hablaban y se reían a carcajadas, con
los hombres, que descansaban a la sombra
(…), y jugar con las decenas de niños
que aparecían por todos lados y que se
escondían cada vez que sacabamos el
drone a volar. Nos pareció una zona muy
auténtica, muy acogedora.
mujer en bici
Mujer en bici, Burkina Faso.
Mujer moliendo el maíz en Burkina
FasoHombre en una aldea tradicional de
Burkina FasoDetalles de una aldea
tradicional de Burkina Faso
Bicicleta y jarra de agua en Burkina
FasoCasas tradicionales en Burkina
Faso
Niña en una aldea de Burkina FasoAldea
Tradicional en Burkina FasoMujer en una
aldea de Burkina FasoDetalles de una
Aldea tradicional en Burkina Faso
Aldea Tradicional en Burkina Fasocasa
tradicional en Burkina Faso
Hombre a la sombra en una aldea de
Burkina Faso
Llegamos a una aldea vacía, sin una alma
en la calle, tremendamente inusual en
África. Algo pasaba. Aparecieron de la
nada unas señoras, ataviadas con un
montón de colores, que pronto nos
rodearon. Estaban rebosantes de alegría,
no paraban de pedirnos fotos y de reírse
divertidas. Momentazo.
Resultó que, sin saberlo, estábamos
asistiendo a una boda.
Nos pareció muy curioso ver lo diferente
que era esta celebración de lo que
estamos acostumbrados en casa. La novia
se iba arrastrando triste, bajo un
paraguas, rodeada por las mujeres del
poblado. Nos contaron un par de
versiones distintas que justificaban la
cara agria de la futura esposa; nosotros
creemos que, por desgracia, se trataba
de uno de tantos matrimonios “forzados”
que se estilan demasiado en las zonas
más tradicionales de África.
Ajenas (o no) a la tristeza de la novia,
el resto de mujeres saltaban, bailaban y
cantaban contentas y felices por el
enlace. Todas de punta en blanco, eso sí
que es universal.
boda tradicional en Burkina Fasoboda
tradicional en Burkina FasoMujeres en
una boda tradicional en Burkina Faso
Mujeres en una boda tradicional en
Burkina Fasopintura en los pies, Burkina
FasoMujeres en una boda tradicional en
Burkina FasoMujeres en una boda
tradicional en Burkina Faso
boda en una aldea de Burkina Fasoboda
tradicional en Burkina Fasoboda en una
aldea de Burkina FasoMujeres en una boda
tradicional en Burkina Faso
boda en una aldea de Burkina FasoMujeres
en una boda tradicional en Burkina
Faso
Boda tradicional en Burkina Fasoboda
tradicional en Burkina Fasoboda
tradicional en Burkina Faso
boda tradicional en Burkina Fasoboda
tradicional en Burkina FasoMujeres en
una boda tradicional en Burkina Faso
Mujeres en una boda tradicional en
Burkina Fasoboda en una aldea de Burkina
FasoMujeres en una boda tradicional en
Burkina FasoMujeres en una boda
tradicional en Burkina Faso
boda en una aldea de Burkina FasoMujeres
en una boda tradicional en Burkina
Faso
Mujeres en una boda tradicional en
Burkina FasoBoda tradicional en Burkina
Fasoboda en una aldea de Burkina Faso
boda tradicional en Burkina Fasopintura
en los pies, Burkina Fasoboda
tradicional en Burkina Faso
boda tradicional en Burkina Faso
3. PAISAJES SINGULARES ENTRE CAÑA DE
AZÚCAR Y BOSQUE TROPICAL
Sin duda, a nivel paisajístico, Burkina
Faso estaba resultando diferente a lo
que habíamos visto hasta el momento y
nos estaba sorprendiendo para bien.
De camino a Banfora, entre bosques
tropicales nos encontramos de repente
con los Picos de Sindou. Una maravilla
de esculturas rocosas, erosionadas por
la naturaleza y el paso de los años. Nos
quedamos un rato con la boca abierta
admirando la peculiaridad de estas
formas, que, salvando las distancias,
nos recordaron a nuestra vecina
Montserrat y nos entró un poquito de
morriña…
Picos de SIndou a vista de DronePicos de
Sindou a vista de DronePicos de Sindou a
vista de Drone
En Banfora no estuvimos mucho tiempo, en
sí la ciudad no tiene nada, pero
encontramos un pequeño oasis llamado
Hotel Canne a Sucre en el que nos
relajamos y cogimos fuerzas para seguir
el camino. Lo mejor, sin duda, fue
descubrir cerca de allí un chiringuito
en el que vendían bocadillos de aguacate
y cebolla, una delicia que nos supo a
gloria y nos hizo felices más de un
día.
Desde Banfora se puede llegar al lago
Tengrela y recorrerlo en barca, dicen
que es una zona muy bonita, pero
nosotros optamos por ir directamente a
les Domes de Fabedogou, que nos venían
de paso para llegar a Bobo Dioulasso.
Al llegar y salir del coche, nos vimos
rodeados por un montón de curiosas
formaciones de piedra caliza y flipamos.
Tal cual.
Nuestra idea era acampar allí ya que es
un sitio ideal para pasar la noche, pero
el tiempo tampoco acompañaba mucho y,
finalmente, decidimos seguir la ruta
hasta Bobo.
Vista aérea de las Domes de Fabedougou
en Burkina FasoVista aérea de nuestro
Land Cruiser en las Domes de Fabedougou
en Burkina FasoDomes de Fabedougou en
Burkina Faso
Vista de las Domes de FabedougouNuestro
Land Cruiser en las Domes de
FabedougouDomes de Fabedougou en Burkina
Fasocaminando entre las Domes de
Fabedougou
Domes de Fabedougou en Burkina Faso
4. BOBO DIOULASSO Y SU GENTE AMABLE
A nosotros cada vez nos van menos las
grandes ciudades, así que no veréis un
gran reportaje fotográfico de Bobo
Dioulasso.
A pesar de que no es como Ouagadougou,
al llegar ya notamos el barullo y la
contaminación por todos lados.
Pero Bobo tiene un algo especial. Es
cierto eso que dicen de que allí la
música te envuelve, la escuchas y te la
encuentras por todos lados.
Aprovechamos para ir a un concierto de
un grupo local muy divertido en el
centro cultural Les Bambous, consejo de
un chico que conocimos en Le Zion (un
alojamiento sencillito pero muy
recomendable a las afueras del centro).
Pasamos un muy buen rato y conocimos a
un montón de expatriados, básicamente
franceses, que estaban allí
mayoritariamente en proyectos
solidarios.
De camino al hostal, nos encontramos un
montón de gente por la calle, unos
cantando, otros tocando el balafón allí
en medio y una chica bailando al son de
la música como en estado de trance …
Muy curioso todo B
La mezquita sudanesa, fabricada en
adobe, también merece una visita, está
bien entrar, recorrer sus pasillos y
subir al tejado desde el cual tienes
unas bonitas vistas del barrio viejo,
que es bastante interesante. En sí toda
la ciudad lo es, tiene un rollo
distinto. Debe de ser por la música.
Mezquita estilo Sudanés Bobo
DioulassoMezquita Sudanesa en Bobo
DioulassoConcierto en Bobo Dioulasso,
Les BambousOLYMPUS DIGITAL CAMERA
Detalles de la Mezquita Sudanesa de Bobo
Dioulasso
5. TRADICIONES QUE NO SE PIERDEN.
FUNERAL Y MÁSCARAS SAGRADAS
Otra de las experiencias que nos encantó
de nuestra fugaz visita a Burkina fue la
oportunidad de asistir a un funeral en
un pueblito al interior del país. Más
bien era una celebración, ya que se dice
que la muerte de un anciano forma parte
de la propia vida, una etapa más, y que
no vale estar triste por ello. Había que
estar alegre y rememorar el paso de esta
persona por la vida.
Así que nos contagiamos de la alegría y
nos animamos a celebrar la vida de los
ancianos que se habían marchado
recientemente.
Era un día especial, todo el mundo se
vestía con sus mejores galas y las
mujeres repartían la comida, que
llevaban cocinando desde primera hora
del a mañana, entre todos los asistentes
mientras aguardaban la llegada de las
máscaras.
Compartimos comida con los jóvenes de la
aldea, y cada vez que veían el plato
vacío, nos lo rellenaban con más. Creo
que comimos unas 5 veces por apuro a
decir que estábamos llenos.
Mujeres moliendo el Maíz en Burkina
FasoCompartiendo la comida en una aldea
de Burkina FasoComida típica en Burkina
Faso
Mujer cocinando en Burkina FasoMujer
colando el cereal, Burkina FasoComida
típica en Burkina FasoCocina en una
aldea de Burkina Faso
Cuando llegó la hora, todos se reunieron
en círculo debajo del gran árbol del
pueblo y empezaron a jalear y a dar
palmas ante la aparición de las
máscaras.
Cómo explicarlo. Fue muy emocionante ver
ese espectáculo tan auténtico. Vimos la
ilusión y la fe en las caras de esa
gente, que admiraban, respetaban y
adoraban a las máscaras como algo
sagrado.
Había unas 17 personas corriendo en
medio del círculo, ataviadas con unos
estrambóticos trajes hechos como de paja
y una máscara que representaba un
animal. Todos bailaban acorde al animal
que vestían. Unos bailes rudos,
alocados, enérgicos que, decían,
conseguían ahuyentar a los malos
espíritus.
No pudimos hacer muchas fotos de la
ceremonia ya que era un momento muy
íntimo para ellos, pero os podemos decir
que fue brutal, mágico. Toda una suerte
haberlo podido presenciar y, sobretodo,
haberlo hecho en este entorno tan
“familiar”.
Ceremonia con Máscaras en una aldea de
Burkina Faso
Ceremonia con Máscaras en una aldea de
Burkina Faso
6. PÔ, TIEBELÉ Y EL ARTE EN LAS CASAS
De camino a Tiebelé, hicimos parada
técnica en Pô, una pequeña ciudad al sur
de la capital burkinabé que en sí no
tiene nada de nada. Bueno sí, tiene algo
muy especial (en realidad todo el país)
su gente. Nos alojamos en un pequeño (no
sé si llamarlo) hostal también a las
afueras del “centro”. Dejamos el coche y
salimos a dar una vuelta de
reconocimiento.
Justo saliendo del alojamiento había una
pandilla de niños jugando a pelota en un
campo de fútbol improvisado, entre
pollos y gallinas y montones de basura
alrededor. Pararon al vernos y se meaban
de la risa a nuestra costa, pero luego
se acercaron y pudimos pasar un rato
divertido con ellos.
Y, ya se sabe, después del deporte, toca
echar la cervecita… Seguimos caminando y
nos encontramos otro barullo de gente un
tanto “alegre” gritando y riéndose por
la calle. Al vernos, empezaron a
saludarnos eufóricos y nos invitaron a
unirnos a ellos. Resultó ser el “bar”
del barrio, pa’ no perdérselo!
Y fue allí dónde nos ofrecieron la mejor
cerveza de mijo y miel que habíamos
probado hasta el momento. Servidas en
recipientes hechos de calabazas y con
alguna mosca revoloteando, pero sabrosa
y dulce como ninguna.
Esa fue una gran tarde.
vacas en Burkina Fasocerveza tradicional
de mijo y miel en Burkina Fasoniños
jugando en Burkina Faso
niños jugando en Burkina FasoOLYMPUS
DIGITAL CAMERAcerveza tradicional de
mijo y mielOLYMPUS DIGITAL CAMERA
niños jugando en Burkina Faso
El pequeño pueblo de Tiebelé es
territorio de los Kassena, una de las
etnias del grupo Gurunsi, de las más
antiguas de Burkina Faso.
Todo él es una obra de arte. Las casas
están hechas de adobe y sus fachadas son
decoradas a mano por las mujeres de la
comunidad. Preciosas de verdad.
Cada casa es distinta, cuanto más
importante es la familia, más decorada
está la fachada, menos ventanas tiene y
más pequeña es la puerta de acceso. Se
dice que de esta manera se le otorga
mayor protección a la familia que la
habita…
De nuevo éramos los únicos turistas, así
que recorrimos sus callejuelas
laberínticas de la mano de nuestro guía,
en la más completa intimidad.
La visita merece la pena, el guía local
nos enseñó todos los rincones, nos
explicó el significado de los símbolos
de las paredes y nos dejó tiempo para
hacer fotos sin prisas, nos invitó a
entrar en su casa e incluso nos propuso
quedarnos a dormir allí con la tienda de
campaña en el tejado… Pues no era mal
plan… | |
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